CAPÍTULO 34. Epílogo
Yudai acababa de dejar flores frente a los restos de su hermana en el mausoleo familiar, pero se sentía en deuda con alguien más. Caminó por varios kilómetros en soledad y se personó en el cementerio público. Cuando llegó a la lápida de Reika Kitami, vio una enorme decoración floral a su alrededor y en su nombre. Todas recientes. De distintas especies, formas y colores, y todas depositadas por personas que la habían conocido y amado. Vio a una chica de pelo rosa devastada, que al notar la presencia de alguien más gimió enrabietada y se marchó corriendo. Él no […]