CAPÍTULO 15. Choque de toxinas
Rock fue velozmente a la cocina y abrió una puerta pequeña tras la que estaban los utensilios de limpieza; cogió un cubo y de cuatro zancadas llegó al salón. Eda había despertado de golpe, pero convulsionaba. Esto frenó en seco a Rock que se quedó mirándola más angustiado. —¿¡Qué coño le pasa!? —Relájate. Déjalo ahí y ayúdame a sostenerla. Eda se agitaba involuntariamente sobre el sofá, las piernas le temblaban, y la boca comenzó a burbujearle en las comisuras. Rock sintió su corazón acelerarse, era joven, con la vida por delante, una carrera hecha, cientos de aptitudes, no tenía más […]