CAPÍTULO 5. La mejor noche de mi vida
—Es la única información que hemos podido recolectar hasta el momento. Nos están poniendo las cosas difíciles. Y ninguno hemos tenido noticias de nuestros topos en esas calles. —Sentenció Mikasa, en la mesa real. Historia había leído y releído todas las actualizaciones de la misión. El tráfico no se había detenido porque mujeres y niñas seguían desapareciendo, y por supuesto, algunas muertes en los bosques y en los caminos más perdidos seguían siendo con munición de la Policía Militar que sólo podía corresponder a armamentística robada o comprada del mercado negro. Así que esas cucarachas seguían haciendo de las suyas. […]