CAPÍTULO 10. Forzar una coartada
Kozono nunca se imaginó lo que aquel libro albergaba. Sabía que tenía algo especial, pero no el alcance de sus hechizos ni maldiciones. Invitaba al lector a tener continuos pensamientos intrusivos, algo con lo que Kozono había convivido en muchas etapas de su vida, especialmente de niña, que era cuando había seguido esos turbios dictados mentales y asesinado a varios animalitos. Si estaban indefensos, enfermos, impedidos o en desventaja de algún tipo, el placer era superior. Todos los párrafos estaban traducidos al japonés con la letra de las tres compañeras . . .
— Para desbloquear este capítulo, debes ponerte en contacto conmigo directamente. Puedes hacerlo mediante cualquiera de las plataformas que salen en la interfaz (arriba a la izquierda de la web), pero prefiero Telegram.
— También puedes leer las instrucciones aquí.