CAPÍTULO 25. Una pequeña vida creciendo
Mansión de Ymir Hacía veinte minutos que Ymir había aparcado. Los vigilantes cerraron cualquier cerco abierto de la villa al estar al tanto de la situación, los familiares de Bertholdt podían tomar represalias tarde o temprano. El lugar más seguro donde Historia podía ocultarse, aunque pareciese paradójico, era ahí mismo, en la casa de su antigua alfa. La seguridad allí era rápida y eficaz, y con principios de lealtad inquebrantables en todos sus vigilantes. Además, no se les escapaba una. El problema no es Bertholdt, el problema es… Ariadna, pensaba la morena, mientras activaba el freno de mano del Ferrari. […]