CAPÍTULO 3. De vuelta a Black Lagoon
Dos semanas más tarde Rock había empezado a materializar en su psique las consecuencias de ser el intérprete y seguidor de la mafia rusa. No había tenido ni un mísero día de descanso. Desde que se levantaba hasta que se acostaba parecía un muñeco automatizado para el cumplimiento de cuantas cosas dispusieran de él. Rock no se pasaba el día traduciendo, de hecho, la gran mayoría de las actividades se basaban en larguísimas charlas privadas con otras organizaciones acerca de transacciones, tratos legales e ilícitos empresariales, ajustes de cuentas, contrastar informaciones de terceros, organizar golpes, blanquear dinero y la que […]