CAPÍTULO 18. El olor a oso
A primera hora de la mañana siguiente, Caitlyn se personó en el despacho gubernamental que había al oeste del nuevo edificio de reuniones. El hombre que la atendió tenía grandes influencias con familias acaudaladas de la zona y tenía en alta estima a la sheriff por sus grandes logros en una carrera recién nacida, más teniendo en cuenta la corta edad de la muchacha. Era con diferencia uno de sus mayores tesoros, porque Caitlyn además resolvía casos que habían estado mucho tiempo cerrados. La cara de dicho dirigente se volvió pálida cuando la muchcha se desenganchó la placa de sheriff […]