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CAPÍTULO 27. Noche de caza

Una hora más tarde Tumbó a la chica de una patada en el trasero. Llevaba ya rato sollozando y sus rodillas estaban sangrando por el arrastre. No logro entenderlo, pensaba irritada, ¡soy yo su dueña! ¡Tendría que salirme con la mía… EL CIEN POR CIEN DE LAS VECES! Pateó a su víctima con más fuerza. Esa vez la chica no osó levantarse. Se quedó echada sobre la tierra, temblando. Ingrid suspiró largamente y prestó más atención a la esclava que lloriqueaba frente a ella. Sus guardaespaldas habían observado indemnes cómo la maltrataba. La mujer, de no más de veinte años, […]

CAPÍTULO 26. Un golpe de fidelidad

Suzette se recostó a su lado tal y como le había pedido, pero tomó la voz cantante y la besó. Sentía cómo la muchacha volvía a respirar más hondo, acompasando el movimiento de su boca al de ella. Sabía besar para ser tan joven, lo hacía bien, pero enseguida comenzó a sentir su nerviosismo. Le volvió a estrujar los pechos con ambas manos, amasándolos con fuerza, y buscó bajarle la ropa. Suzette se resignó. Dejó que lo hiciera. Que la tocara y la desnudara, y sintió su brusquedad al permitírselo. —A este punto, cualquier chica se daría cuenta de que […]

CAPÍTULO 25. Chantaje emocional

La muerte de Yara Hansen a manos de Paulina Ellington se transformó en una noticia viral. Los Belmont doblaron la seguridad en sus propiedades y negocios, por la cuenta que les traía. La cristalografía de la esmeralda que representaba a los Ellington parecía haber dado un resultado reforzado. Pero aquello era raro de ver, y más cuando generaciones de poder tan diferente les separaba. Como Yara era hija única, y muy querida, la carga emocional había acidificado todas las acciones de la familia Hansen: aquello daría pie a una guerra y como en cualquier guerra, habría aliados a un lado […]

CAPÍTULO 24. Cambio de cristalografía

Dormitorio de Belmont (internado) Suzette solicitó té y pastas recién horneadas a la cafetería y acompañó a Belmont a su dormitorio tal y como el director le había implorado. Pero su cabeza no había parado de darle vueltas al asunto. Tenía que preguntárselo. Cuando sirvió el té, la miró de reojo. Ingrid parecía una chica de mente ágil, lo último que hubiera pensado de ella es que era frágil o manipulable. Pero tampoco podía ignorar su edad. Dieciséis años. Era terriblemente fácil caer en relaciones abusivas y tóxicas a esa edad, edad en la que además los sentimientos de ego […]

CAPÍTULO 23. Salimos todos ganando

“El papel de la lingüística computacional en el procesamiento del lenguaje natural”. Estudió diez de sus trabajos en una noche y sólo sacó algo en claro: el estudio de la Lengua era soporífero. Ni siquiera sabía cómo una persona podía dedicar toda una vida a escribir artículos de esa materia. Suzette podía llegar a ser una persona interesante, pero desde luego, no lo sería por el tema en el que había enfocado su interés. Si su marido era francés, podía imaginarse un prototipo. Su prioridad era depredarla. Era el objetivo más difícil que había tenido, aunque eso no era mucho […]

CAPÍTULO 22. Suzzete

Hospital —Tengo que marcharme. Me apena dejarla así… —No, que no te apene. Prefiero no ver cómo tu mujer la sigue mirando mal. —Ya sabes cómo es… —Te tiene dominado, menuda noticia —Roman puso los ojos en blanco. Eric abrazó a su hermano y siguió caminando por el pasillo, hasta la salida. Roman lo siguió con la mirada hasta que se reunió con su mujer en el coche, ya en el aparcamiento externo. Aquel último par de días hubo jaleo. El servicio de limpieza había encontrado a Simone con la espalda ensangrentada y ovillada sobre la alfombra, no reaccionaba a […]

CAPÍTULO 21. Un castigo que no lo olvidarás (II)

—Eh… ¡SUÉLTAME…! ¡¡SUELTA…!! Nadie le respondía. “Sácala, rápido”, eso fue lo único que había escuchado, por supuesto, de una voz masculina. Alguien la empujó al suelo y fue retenida por cuatro manos distintas. Ahí fue cuando se dio cuenta de que estaba acompañada por cuatro hombres enormes. Gritó como una posesa, empezando a patalear y a retorcer el cuerpo buscando la mínima liberación para salir escopetada de la casa. Pero luchar contra aquellas manos era como menear las muñecas en aros de acero. El cuarto hombre le soltó una de las piernas y terminó de desnudarla al romperle la ropa. […]

CAPÍTULO 20. Un castigo que no olvidarás (I)

Ingrid llevaba tres semanas de viaje familiar muy lejos de Yepal, y completamente ausente de la vida de Hardin. Pronto recibieron la noticia de que la muchacha no volvería a pisar Yepal, sino que iría a Ambeth directa al internado. Sus padres lo habían atado todo para que no volviera a casa hasta Navidades. Pese a que Akane le insistió muchas noches a su marido, éste no cedió ante la petición de dejar a su hija vivir con ellos de manera diaria, porque prefería no verla. Todos tenían sus motivos para no querer verla, pero Akane no podía evitar sentirse […]

CAPÍTULO 19. Inmortalizar lo involuntario

Tres horas más tarde Simone se había dado el trabajo de la semana y había logrado colgar y guardar toda la ropa y la zapatería. Desechó las cajas y se sintió libre de tareas, pero se moría de hambre. Como la nevera estaba aún vacía, llamó por teléfono fijo a la conserjería e hizo su pedido.Se sentía extraña… aquello era como un hotel lujoso. Pero no dejaba de ser un complejo de apartamentos carísimo en el que tenía la dicha de vivir. El timbre sonó y se extrañó, había sido muy rápido. Casi acababa de colgar. —¡Hardin…! Vengo con cargamento […]

CAPÍTULO 18. Una vida de ensueño

Todo el mundo cuchicheaba a su paso. No era para menos. Los minerales pertenecientes a las familias influyentes tenían significado de peso y obligaba a la sociedad a respetarlos. No cualquiera se podía permitir regalarlos: desde que un clan lo tenía agenciado como piedra familiar tras generaciones y guerras, confería una identidad fuertemente anclada a al genética y al poder de esos genes. Los Ellington habían estado a punto de perder la esmeralda como resultado de la rebelión, varias veces habían mordido el polvo tratando de ganar a los Belmont. Quien perdía una guerra, perdía también la cabeza, perdía las […]