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  • Paradero Desconocido

CAPÍTULO 17. La liberación

Quedaban sólo dos meses para los exámenes finales y el comienzo del verano. Ingrid había faltado a clases una semana, lo que necesitó su piel para disimular los moratones y curar las heridas que su padre le había provocado. Debido a que aún no tenía bien desarrollados los poderes de su sello, la regeneración era lenta, casi igual a la de un humano común. Ryota la puso igualmente sobre aviso de que los años que le quedaban por cursar, sería en un internado a kilómetros de cualquier civilización. Las horas en su habitación todo aquel tiempo se le habían hecho […]

CAPÍTULO 16. Una bonita alquilada

Roman iba en el asiento copiloto, con Kenneth al volante. Su padre le había mandado acompañarle a los pagos forzados de algunos alquileres del barrio fronterizo. El territorio era hostil, pero las pandillas no osaban siquiera mirar un coche cuya matrícula comenzara con las letras BLM. Kenneth tenía una golosina en la boca y no había parado de mascarla en todo el viaje. Su hermano menor, Roman, miraba aburrido por la ventanilla el pasar de los apartamentos. —Estos pisos son una completa mierda. ¿Por qué no ha mandado a otro a hacer esto? —Siempre lo hemos hecho Eric y yo. […]

CAPÍTULO 15. El clímax

La enfermería del instituto Brimar tenía médicos excepcionales. Entablillaron el meñique de Hardin y mandaron pomadas y un medicamento para la hinchazón y el dolor. El servicio sanitario venía incluido en el pago de la matrícula, por lo que tuvo una atención rápida y efectiva. No obstante, Simone estaba desmoralizada. Quería marcharse lejos pero no sabía adónde. En aquel punto, temía incluso cruzar la puerta de su propia casa por si habían tomado alguna represalia más contra sus padres. Ni siquiera quería saberlo. Deseaba evadirse de la realidad que estaba viviendo cuanto antes. Cuando terminaron de darle la receta, Leah […]

CAPÍTULO 14. Una advertencia ósea

—Eh, tú. Perra. Pasa el balón. Simone y Mimi levantaron la cabeza de sus libretas. Ambas eran mascotas, así que podía haberle hablado a cualquiera. Samael Graham se acercó cada vez más al vallado que le separaba de ellas, y a medida que la distancia era menor, la rubia pudo discernir que la estaba mirando a ella. Se puso de pie como un clavo. —¿Eres ciega o sorda? Pasa el balón. No me hagas escalar. —Voy… —Simone soltó sus apuntes y caminó rápido. Los ojos celestes de Graham daban miedo. Era un muchacho alto e increíblemente atractivo. También un cabrón. […]

CAPÍTULO 13. Una experiencia distinta

Continuó degustando la agradable sensación globosa de succionar su pecho. Acarició el pezón con la lengua, dentro de la boca. Simone se aventuró a mirarla poco a poco. Su corazón iba a toda velocidad y le costaba creer que esa persona, nada menos que la inigualable Ingrid Belmont, estuviera de rodillas degustándola con esa expresión dentro de una bañera. Parecía drogada. En cierto punto, soltó su pezón con un chasquido labial y la miró fijamente, provocando que volviera a apartar la vista. —¿Ves…? Sabía que iba a gustarte —musitó, antes de lamerla desde la clavícula hasta el cuello. Cuando los […]

CAPÍTULO 12. Necesidad afectiva

Habitación Simone se quedó sola en la habitación del apartamento. Aquello era tan ridículamente lujoso, que sentía que hasta sus huellas dactilares podían estropear cada acabado que la rodeaba. El baño tenía una bañera circular donde fácilmente cabían cuatro personas, y a un costado, el panel que la activaba. Belmont pulsó algo en él y, al poco de irse, los ruidos extraños y los chorros de agua empezaron a salir bruscamente. La chica pegó un salto al sentir la parafernalia. Al poco, se maravilló. El agua caliente se mezclaba tan rápido con las sales, que las burbujas y el vapor […]

CAPÍTULO 11. La deuda

Simone se dio toda la prisa que pudo cuando terminaron las clases de Educación Física. Se duchó velozmente y fue a la taquilla para ponerse su ropa. Pero en cuanto la abrió, un montón de cáscaras de fruta y verdura cayó al suelo. Dio un salto atrás para evitar que la podredumbre la alcanzara y se quedó mirando alucinada el interior. —¿Qué… demonios…? Un corro de risas la hizo girarse. Se tapó rápido con la toalla al voltearse. —Qué cara de perro degollado que se te ha quedado, corazón… —Malena habló burlona al cruzar el vestuario, como si la cosa […]

CAPÍTULO 10. Clase en la fila más alta

—¿Látigo…? Mia frunció el ceño. Así que a su compañera sexual le iban esos “fetiches”. Eso explicaría un poco su actitud en alguna que otra circunstancia cuando follaban. Mia no tenía ningún tipo de experiencia, pero prefirió no parecer la inexperta delante de ella. No quería quedar así después de abrirle ese mundo. —Bien. Pues lo lamento, pero no tengo un maldito látigo. Y dudo que hayas comprado uno. —Con un cinturón está bien para comenzar. —Pues… no me gusta ese rollo. Así que vas a tener que practicar con muñequitas de plástico hasta que las rompas. Belmont se quedó […]

CAPÍTULO 9. Una mente curiosa

Había pasado un mes desde la relación secreta. Pero Mia se dio cuenta pronto de que la fama de Belmont con los estudios no era infundada. De hecho, estaba infravalorada: el profesorado creía que era una estudiante de matrícula. Pero en realidad, tanto ella como Yara Hansen sobrepasaban cualquier exigencia académica. Sus padres pagaban por un curso mensual que las preparaba para dar el salto rápido dentro de cualquier licenciatura científica en la facultad. Era muy probable que el examen de acceso junto a una entrevista con psicólogos especializados las categorizara como alumnas de altas capacidades y pudieran saltarse algún […]

CAPÍTULO 8. Solas en casa

—Túmbate bocarriba… ahora voy. Ingrid se quedó mirándola y se saboreó la boca mientras se dirigía a la cama. Allí se quedó sin más, esperándola. Mia se deshizo de la ropa hasta quedar en lencería. Tenía un cuerpo flaco y largo, muy similar al de Belmont, pero ésta le sacaba un par de tallas delanteras. Mia gateó sobre la cama y se quedó acuclillada frente a sus piernas. Fue retirándole los pantalones de pijama junto a las bragas. Ingrid dejó de mirarla en esos segundos. Había demasiada luz y sintió que un calor se apoderaba fuertemente de ella. Qué estoy […]